La calle Jaén, alberga un sin fin de historias reales vividas por
personas, vecinos del lugar y transeúntes. Éstas, son encuentros con personajes
de antaño, almas en pena y ruidos escalofriantes que aún hasta nuestros días
perduran en el lugar, una de ellas es doña Rosita Ríos quien vive hace algún
tiempo en esta calle, ella nos cuenta que uno de los primeros días de su
estadía vio mucha gente elegante que bajaba por la calle. Una vecina le comentó que los personajes que vagan por las calles
del lugar la dieron la bienvenida.
Una calle con rasgos coloniales y empedrado, casas con
techos de teja los cuales le dan un
aspecto particular que contrasta con las imágenes de casas de ladrillo y techos
de calamina que se ve por casi toda la ciudad. Los portones son de madera con
incrustaciones metálicas y muchas de ellas con aldabas características del
siglo pasado que a pesar de su corta distancia (una cuadra) por su estrechez
parece vista de un lado interminable.
Los museos que se encuentran en esta calle, ayudan al
ambiente ya que basta con su denominación para atraer a turistas y habitantes
de la ciudad a visitar el lugar sin esperar una fecha o tiempo especial.
Un elemento muy particular de esta calle, es la cruz
verde que está colocada en la esquina inferior de la calle, en la pared del que
ahora es una tienda de ropa de alpaca, la cual fue puesta para ahuyentar la
aparición de una carroza de fuego tirada por caballos que pasaba por las noches
y llegaba hasta este lugar.
No cabe duda que el atractivo de esta calle se
magnifica ahora por ser un lugar bohemio ya que se instalaron lugares que
ofrecen a los concurrentes bebida y música en vivo, lugares que están
tenuemente iluminados, algunos con velas otorgándoles un ambiente mágico y
atractivo que se siente en la misma calle adornada de faroles
.
BIENVENIDA
Doña Rosita Ríos, reconocida actriz paceña que tiene
una tienda de barrio desde hace nueve años, en conversación con EL DIARIO
comentó que ella fue muy bien recibida por los fantasmas de la calle. “Yo vivo
aquí hace nueve años acá y los del Marca Tambo (Peña Folklórica) me preguntaron
qué negocio iba a poner, yo les dije que
pensaba poner un café, entonces me aconsejaron que mejor ponga una tienda.
Cuando mi negocio estaba más o menos lleno, salí cerca
de la media noche y bajaba gente muy elegante, bajaban señoras con sus abrigos
muy caros y los caballeros vestidos elegantemente. Entré a mi tienda y encendí
un cigarrillo en mi mostrador y muy pensativa le digo a mi hija esta noche
vamos a tener venta porque esta bajando mucha gente, pensando que estaban
bajando a la peña. Termino de fumar el cigarro, vuelvo a salir y no había
nadie. Al día siguiente la señora que vivía en la casa que colinda con el Museo
de Murillo me dijo, anoche no he dormido nada, hicieron mucha bulla y entonces
le dije ¿había mucha gente por aquí, ha habido fiesta en su casa?, ella me
respondió “en la casa del Pedro había toda la noche aplausos, discursos, hasta
que he tenido que golpear con mi zapato, y si has visto a la gente son los
espíritus que te están dando la bienvenida”.